Oscar López Reyes
La mujer encanta con su amor ciego e invisible, e ilusiona en rituales que perfuman en pétalos de invierno y primavera. Jugueteando sin límites, ella alimenta el alma en suspiros que adormecen los vuelos de sonrisas y sueños de ternura.
Brilla más que el sol, con el sonido de su voz desmorona penas y melancolías, y con su ritual de besos y abrazos entretiene y curan heridas. Su cuerpo sin palabras susurra en el jardín de vientos libres que vuelan en llamas de pasión y nostalgias.
Con su mirada cómplice en el silencio, la mujer mariposea en los cerezos de poder, fluye como protectora puntual y mágica en un cofre de besos que roban cerebros y corazones, en memorias de locura en la felicidad.
Literatos eximios deslizaron en la galaxia del consentimiento y el beneplácito de la adoración la aquiescencia de la feminidad. Isabel Allende (1942), Premio Nacional de Literatura de Chile en el 2010, apostilló que “Un hombre hace lo que puede, una mujer hace lo que el hombre no puede”; José Martí (1853-1895), héroe independentista cubano glosa que “Sin sonrisa de mujer no hay gloria completa de hombre”, mientras que Elena Garro Navarro (1916-1998), novelista y periodista mexicana, exterioriza: “Adelante de los pasos de un hombre siempre van los pasos de una mujer”.
El que quiera no perder la compostura soplando velas con latidos que acortan la respiración en labios sin inspiración, y en la ausencia de un pedacito de amor, tiene que volverse psicólogo y poeta,
Para agradar y hechizar el alma femenina, a ti, macho, te pedimos que saborees y trates de aplicar las cosas que más les gustan a las mujeres:
1.- El obsequio de flores.
2.- La movilidad monetaria descansada en sus manos.
3.- Cenar románticamente en la nocturnidad de cielos apagados.
4.- Gozar cuando les regalan, y gentil regalando.
5.- Respetarlas en elogios con mimos.
6.- Ir de compras.
7.- Escuchar ocurrencias fantásticas y que les revelen secretos.
8.- Viajar por espacios recreativos, nacionales y extranjeros.
9.- Formalizarles matrimonio.
10.- Disfrutar el amor de su consorte.
11.- Entenderlas y guiarse por sus consejos.
12.- Exhibir bellezas y elegancias.
13.- Hacerlas sentir especial en la fronda de la protección.
14.- Fascinarlas con sorpresas majestuosas.
15.- Prestarles atención y escuchar el eco de su canto y su música orientadora.
16.- Respaldarlas en el curiosear de los detalles.
17.- Adornarlas de joyas y prendas.
18.- Preocuparse por ellas en andas cariñosas.
19.- Demostración de confianza, en perfumada personalidad.
20.- La caballerosidad en el ofrecimiento de lo que les apetezca.
¿Y qué les gusta a los hombres de las mujeres?
1.- Que sean optimistas, divertidas y manejables.
2.- Que luzcan el cabello largo, como una auténtica femenina.
3.- Que sean equilibradas y prudentes.
4.- Que no relaje con aventuras extramaritales.
5.- Que sean simpáticas y graciosas.
6.- Que sean inteligentes y responsables.
7.- Que sean atractivas, al margen de su composición física.
8.- Que sean reservadas y estables emocionalmente.
9.- Que sean comprensivas, y no respondonas ni conflictivas.
10.- Que tengan valores.
11.- Que no los sometan a presiones innecesarias.
12.- Que sean comunicativas.
13.- Que les revelen secretos.
14.- Que les brinden besos y abrazos.
15.- Que les digan mensajes agradables.
16.- Que cuando les hable las mire a los ojos.
17.- Que les formalicen el matrimonio.
18.- Que sean auténticas.
19.- Que relumbren bien arregladas.
20.- Que les cocinen sabroso.
La inobservancia del anterior catálogo puede servir como señal de alerta para evitar o reducir tanto las separaciones/divorcios de parejas como los suicidios masculinos.
Particularmente, los hombres tienen que asegurar los enlaces duraderos, huyéndoles a los desgastes amorosos provenientes de la incompatibilidad/conflictividad, que derraman aburrimiento, escaso fervor sentimental e insatisfacción íntima. La inmensa mayoría de las mujeres son harto exigentes en la altivez de la flor de la fantasía, independientemente de su formación/competencia técnico-profesional y su jerarquía laboral.
Las vivencias con cercanos nos indican que la desunión o rupturas se anidan en las recurrentes discusiones y colisiones, en la desconexión emocional, el estrés financiero, la intolerancia sustentada en habituales quejas y críticas, la disminuida dedicación de tiempo