Es un planteamiento bien logrado con calidad en su
concepto, sus actuaciones y la ejecución de que fue objeto
para llegar a la gran pantalla
José Rafael Sosa
El Vendedor de Arte (Marcel Andrés Fondeur Méndez,
2023) es una de esas demostraciones del talento joven
dominicano en capacidad de producir un cine que
trascienda.
La película toca un tema universal: el valor del arte y las
emociones que cruzan tanto a sus creadores como a sus
traficantes, a partir de historias individuales sentidas y bien
trabajadas desde su concepto.
Esta producción es trascendencia a partir de lo simple y
expresión de un compromiso, ese que cuenta historias que
nos pueden transformar en mejores seres humanos.
A unos días de terminar el 2023 y de la llegada de un
nuevo tiempo, El vendedor de arte, es más que un
divertimento fílmico o una forma de obtener los fondos que
proporciona la Ley Nacional de Cine para hacer cualquier
cosa para la pantalla.
Esta produccion es un planteamiento firme y de calidad en
su concepto, sus actuaciones y la ejecución de que fue
objeto para llegar a la gran pantalla.
Es una pelicula que hay que ver.
El vendedor de arte, (Marcel Andrés Fondeur Méndez) es
una de esas películas que, por su concepto, por la fluidez
efectiva de sus actuaciones, por el empleo con eficacia de
sus recursos técnicos.
Destacan, en especial, dirección fotográfica y dirección de
arte, evidencian que para los cineastas dominicanos es
posible hacer un cine consumible con gusto en cualquier
parte del mundo, a partir de una historia simple con giros
dramáticos capaces de sorprendernos dulcemente.
Es un drama que expone un abanico desafiante de ópticas:
las corrientes estéticas del arte visual, el mercantilismo,
modas y modismos, los curiosos criterios de los
merchandises y galerías y galeristas, el drama del arte
verdadero).
A este enfoque agrega una temática humana desafiante y
actual: el discrimen, racismo, prejuicios y la condena social
a comportamientos sexuales.
El director no se plantea un diseño de producción costoso y
se vuelve hábil para representar los dos ambientes sociales
contrapuestos: el mundo finísimo de los espacios de
comercialización y la creación del arte visual y el universo
marginal, con residencia a las orillas del Ozama y sus
respectivos pobladores de cada uno.
El director seleccionó actores generalmente los vemos
como talentos de reparto o de relleno, para mostrar cuánta
capacidad puede emanar de la zona histriónica no
preferencial. Las actuaciones son dignas, intensas,
rompedoras de patrones para sus protagonistas, siendo
interpretaciones guerrilleras y precisas
Gerardo Mercedes (El Cuervo) fue (al fin) sacado de sus
personajes marginales que ya lo estereotipan como el
marginal, pobre poblador, urbano o rural, envejecido y
golpeado socialmente, para demostrar que puede
representar a un ejecutivo de galería con todo el glamour
que comporta esa función. Empoderado de su personaje,
Mercedes es uno de los aportes cruciales de esta
producción. El ahora irreconocible Gerardo Mercedes (El
Cuervo) es una lección actoral memorable.
Claudio Rivera, al fin, en cine, ofrece una nota fresca que
debe ser estudiada como modelo de antagonismo en la
pantalla. Juega irónicamente con las características del
personaje y nos hace sentir y creer su juego. Claudio
Rivera es responsable de una actuación impecable como
antagonista.
Anderson Mojica y Francis Cruz, en sus protagónicos, nos
entregan sendas actuaciones dignas de reconocimiento,
por la fuerza con que asumen sus roles, la emotividad en instantes significativos, alejados de la sobreactuación y del
expresivo que se limita a lo primario y previsible.
Antonio Melenciano nos convence plenamente en su rol de
reparto.
Acentoh asume con seriedad un papel que le amplía sus
posibilidades expresivas en el cine, Pachy Méndez, está
justa y correcta en sus minutos en pantalla, la actriz
haitiana Cindy Lundy (que los encandiló en Perejil —José
María Cabral-) nos impresionó con su bien logrado cambio
de rol y edad. Ahora es irreconocible respecto de ese
papel, pero adecuada a los fines de la producción.
Los actores haitianos, Merionne Toussaint Derby Guerrier,
aportan naturalidad al espectro binacional del drama..
Es este el tipo de cine que dignifica nuestra industria
audiovisual y que abona el trayecto hacia una marca fílmica
sostenida y digna de ser tomada en cuenta para la historia
de la industria audiovisual iberoamericana. Fondeur
Méndez fue guionista de La lucha de Ana, (Bladimir Abud,
2012) y coguionista de Biodegradable, (Juan Basanta,
2013) pero esta vez asume el rol del director y mire que le
ha salido excelente.
Fondeur Méndez fue supervisor creativo de La Gunguna
(Ernesto Alemany, 2015) y Voces de la Calle (Hans
García,2017).
Ojalá el público corresponda a la convocatoria y tenga la
oportunidad de recibir el impacto del cine cuando es belleza
creada y concepto compartido.
Ficha Técnica
Título: El Vendedor de Arte
Dirección y guion: Marcel Fondeur
País: República Dominicana
Año: 2021
Duración: 90 Minutos Género:
Drama Productora: Razante Films
Productores: Hans García / Ingrid Cruz
Fotografía: Jaime Gómez
Productor en Línea: Ingrid Cruz Espinal
Edición: Isaac Morantus, Leslie García, Marcel Fondeur
Casting: Héctor Then
Vestuario: lizabeth Jiménez
Reparto
Anderson Mojica, Francis Cruz, Gerardo Mercedes (El
Cuervo), Claudio Rivera, Acentoh, Pachy Méndez, Antonio
Melenciano, Cindy Lundy, Merionne Toussaint, Derby
Guerrier.
Sinopsis:
Un vendedor de artes en ruinas ve en un nuevo talento, la
salvación de su negocio y la redefinición de su vida, pero
primero debe convencerse a sí mismo y a la vez cambiar
su visión del arte.
Pies de foto
Cartel de El Vendedor de Arte
Francis Cruz, en El Vendedor de Arte
Anderson Mojica, en un papel protagónico que merecía
hace tiempo