Claudio E. Ramírez
La Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte, antigua Amet, pasó de ser creada como una entidad de educación y corrección vial del país a ser una entidad con una evidente apego a las recaudaciones.
Las razones están a la vista de la población ya que en innumerables ocasiones personas que ni siquiera poseen una licencia de conducir están registradas en la base de datos de esta con infracciones de tránsito, muchas veces de manera excesiva y desproporcionada.
Otra de las razones por la que a nuestro parecer es una entidad que a perdido su visión original, es ver a los agentes apostados en las esquinas, debajo de los semáforos de manera oculta con la finalidad de fiscalizar (Multar), por no con la intenciones de corregir, explicamos las fiscalizaciones solo van en una sola dirección que son los vehículos privados.
A nuestro entender la mayor cantidad de imprudencias e incoherencias en las vías, provienen de los transportistas públicos en especial las guaguas, carros de conchos y lo que nunca debe faltar los motoristas, estos actores muestran la mayor evidencia de la falta de educación vial, pero sobre todo del desconocimiento de las normas o leyes de tránsito.
Vemos como los transportistas se pasan en rojo, se estacionan a tomar pasajeros en medio de la vida, lo usan el cinturón de seguridad y representan la más alta y peligrosa muestra de irrespeto e inhumanidad, a realizar carreras por un pasajero guaguas de diferentes rutas pero que coinciden en un tramo carretero y su punto de llegada es el mismo.
Nuestra pregunta es la siguiente ¿Por qué el privilegio a los transportistas? Si la finalidad debe de ser la de preservar la paz y la integridad de los conductores y usuarios.
Nuestra reflexión va dirigiría a las autoridades que están a cargo de la digessett, piensen en la población, piensen en la seguridad vial, piensen en las estadísticas que indican que estamos en los primeros lugares de muertes por accidentes de tránsito, datos que revierten la llegada de turistas y que afean nuestra idiosincrasia, pero sobretodo nuestra paz.
Orientemos más a los oficiales a la conducción de los mensajes educativos, a las atenciones a los procesos en las vías, en especial con los transportistas en todas las esferas pero sobre todas las cosas en la sociedad y su desarrollo, una multa no es la opción empecemos por la educación.