noviembre 21, 2024

El ex diplomático y analista político, Luis Zúñiga, reflexiona que la experiencia de las relaciones entre República Dominicana y China no han sido las más fructíferas, y califica las diplomacias con el gigante comunista de Asia como un “desbalance comercial abrumador a favor de China y apropiación de los recursos naturales”.

Destaca que de los 18 memorandums de entendimiento firmados entre China y República Dominicana, muy pocos se materializaron. Agrega que la cartera inicial de proyectos e inversiones tenía un valor de $3,000 millones de dólares, a los que seguirían otros $10,000 millones de dólares en inversiones. China también se comprometió a apoyar a la República Dominicana en su intento de obtener un puesto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Además, un artículo el analista político recuerda que China prestaría $600 millones de dólares para la revitalización de la infraestructura eléctrica de la República Dominicana, haría importantes inversiones en infraestructura en el puerto de Manzanillo y se comprometió con una mayor importación de ron, tabaco, aguacates y frutas dominicanas.

“A lo largo de los 5 años de relaciones diplomáticas, los dominicanos han propuesto proyectos importantes para el país como: construcción de presas en la provincia de Monseñor Nouel y en los ríos Boba y Baqui; la modernización del puerto de Arroyo Barril; la construcción de sistemas de alcantarillado y aguas residuales en varias provincias del norte; un acueducto en Cotuí; y un proyecto en el río Yuna. También hablaron de un ferrocarril que atravesaría la frontera entre Haití y la República Dominicana. Sin embargo, a todos estos proyectos propuestos, los chinos sólo respondieron con promesas no comprometidas de estudios de viabilidad y préstamos en condiciones favorables. En resumen, poco o nada”, reflexiona Zúñiga.

Otros casos en América Latina

El politólogo destaca que después de conseguir que varios gobiernos latinoamericanos cortaran sus relaciones con Taiwán y las iniciaran con China comunista bajo una combinación de ofrecimientos de inversiones millonarias y de coacción política (Dominica en 2004, Granada en 2005, Costa Rica 2007, Panamá 2017, El Salvador 2018, República Dominicana 2018 y Nicaragua 2021), la abrumadora mayoría de las promesas se quedaron solamente en palabras y en una muy desigual balanza comercial a favor de China.

Señala que Granada y Dominica lo único que han conseguido son pequeños proyectos de carreteras que en términos generales han estado bajo la sombra de posible corrupción. “China Habour Engineering” es la compañía china que ha estado a cargo de esos proyectos en el Caribe y ha estado envuelta en controversia debido a que su compañía matriz, “China Communication Construction Company”, se encuentra en la lista de empresas no elegibles por el Banco Mundial por prácticas fraudulentas (fraude, soborno, incumplimiento de contrato y daños ambientales en varios países).

Asimismo, el ex diplomático habla sobre Costa Rica, y explica que por ser la primera en aceptar la influencia de China comunista, recibió, inicialmente, una lluvia de ofertas: La compra de 300 millones de dólares en bonos costarricenses, 100 millones dólares para la construcción de un nuevo estadio, propuestas para mejorar la carretera 32 desde la capital hasta la costa del Pacífico, así como una nueva refinería. Sin embargo, las condiciones para la ejecución de los proyectos tenían que estar a cargo de empresas establecidas en China, con material y maquinarias chinas, incluso con trabajadores traídos de China que originaron serios problemas con las leyes del país. Los resultados finales fueron: La cancelación de la construcción de la refinería, retrasos y reestructuración del proyecto de la autopista 32 que ha quedado inconcluso y dificultades en la entrega del estadio. El entusiasmo inicial se transformó en frustración. La nueva relación con China se ha visto también enturbiada por inmiscusiones del embajador chino en asuntos políticos internos del país. La relación comercial ha sido abrumadoramente favorable a China.

Continúa, Panamá firmó con China 19 acuerdos, incluido un memorando para «la promoción del comercio e inversiones» que facilitaría el ingreso de productos panameños a China. El gobierno panameño esperaba una lluvia de millones de dólares para obras de infraestructura, como puertos, carreteras y plantas energéticas, además de un cuarto puente sobre el Canal de Panamá y una tercera línea del metro capitalino.

Ambos países se comprometieron también a estudiar un tratado bilateral de libre comercio e impulsar las inversiones en energía, logística y construcción, sectores en que el Banco de Desarrollo de China colaboraría para «la financiación de esos grandes proyectos de infraestructura en Panamá».

Pekín prometió que estudiaría construir un ferrocarril desde Ciudad de Panamá hasta la frontera con Costa Rica. Además, los buques con bandera panameña recibirán tarifas especiales en puertos chinos. La abrumadora mayoría de los proyectos quedaron en “un cuento chino”. Lo que sí se materializó fue: Que la empresa china Hutchinson Whampoa -a través de su subsidiaria Panama Ports Company (PPC)- obtuvo la concesión de dos de los cuatro principales puertos del Canal de Panamá: Balboa (en el Pacífico) y Cristóbal (en el Atlántico) y que la empresa estatal china, COSCO, participó en el proyecto de ampliación del canal de Panamá.

La experiencia suramericana es algo diferente y más parecida a la africana. China controla las dos principales minas de cobre de Ecuador y la mayor parte de la industria del petróleo. La empresa estatal china State Grid International Development controla la distribución de electricidad en Chile. Huawei, el gigante de telecomunicaciones de China, es el mayor proveedor de equipos de esa materia en Brasil.

China también controla y opera el segundo puerto de contenedores más importante de Brasil, el puerto de Paraguaná, y actualmente está construyendo un nuevo puerto en San Luis, capital del estado Maranhao. En Argentina, la planta nuclear que China acordó construir en las afueras de Buenos Aires, desde hace casi dos años, todavía no ha comenzado sus obras. En Perú, la empresa de contenedores china COSCO, está construyendo en Lima un puerto de contenedores de aguas profundas a un costo de $600 millones. ¿Terminará ese puerto en manos chinas?

En enero pasado, Bolivia firmó un contrato con las empresas chinas CATL PRUNP & CEMOC para la producción directa del litio de los lagos salados Uyuni y Coipasa. Se calcula que en esos dos lagos existen 21 millones de toneladas de litio, de hecho, las mayores reservas del mundo.

«El comercio de China con las naciones suramericanas sigue el mismo patrón africano: Extracción de los recursos naturales con poco valor agregado y exportación masiva de productos manufacturados de mayor valor agregado. La balanza comercial con todos esos países es abrumadoramente a favor de China. En resumen, las “nuevas” relaciones del mundo subdesarrollado con el gigante comunista de Asia han estado dominadas por la frustración», sostiene.

About Author

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *