Por Ramón Diloné
El proceso de reformas anunciado por la presente gestión encabezada por el maestro Editrudis Beltrán debe ser histórico y estar dirigido a eliminar todas las «lacras» que impiden que la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) juegue un rol protagónico en la sociedad y en la educación superior del país.
En las reformas y transformaciones que de forma urgente requiere la UASD deben participar todos los sectores y tiene que ser un solemne compromiso con la transparencia, la equidad y la justicia en todos sus procesos docentes, administrativos, comerciales e investigativos.
De nada vale reformar el Estatuto Orgánico y los reglamentos de la UASD, si esas normas no se aplican. Todo el proceso de transformación y actualización de la Primada de América debe estar fundamentado en acciones que propicien una cultura de transparencia y de rendición de cuentas.
Las políticas universitarias en favor de la transparencia y de las buenas prácticas, deben estar dirigidas a favorecer a toda la sociedad. Deben ser un refuerzo a las acciones que impulsa el Estado en contra de la corrupción a través de varias de sus instituciones, en especial vía la Dirección General de Ética y la Procuraduría General de la República.
Las reformas deben conducir a que la UASD asuma el compromiso irrenunciable de encabezar la lucha en favor de la transparencia y la justicia, porque ambas son la vías que conducen a la institucionalización, a la eliminación de la corrupción y a la promoción de los valores éticos, debido a que son un estímulo a la integridad institucional y personal.
El proceso debe constituir a la Primada de América en guardián vigilante y garante de que se cumpla con la Constitución, la ley de Educación Superior, el Estatuto Orgánico de la academia, la Ley de Función Pública, el Código de Ética del Servidor Público y todas las demás normativas que garantizan la transparencia y castigan las malas prácticas.
La UASD como academia del Estado dominicano tiene la misión de crear los programas y las políticas para fortalecer la transparencia, la integridad, la eficiencia en el uso de los recursos y la rendición de cuentas en todas las instituciones públicas.
Para «levantar el orgullo uasdiano y volver a ser el referente social», el compromiso es con el buen gobierno, la correcta administración, la eficiencia en el gasto, la transparencia en todos los procesos, el respeto a las normas y brindar servicios de calidad.
La nueva reforma debe colocar a la UASD en el sendero que evite el más mínimo asomo de nepotismo y que borre por siempre la politiquería. La universidad del pueblo dominicano con con casi 485 años de existencia, en su proceso de transformaciones debe privilegiar lo académico, las tecnologías, las investigaciones y la inteligencia artificial, para así poder ofertar «las carreras del futuro».
Sin espacio ni lugar para las malas prácticas, el compromiso de todos es con la transparencia, la integridad, las buenas prácticas, la ética, la ley y el orden. Y el proceso de reformas debe iniciar por la «Editora Universitaria». Jamás la UASD puede hablar de modernización y reformas si esa importante dependencia sigue como un espacio para almacenar piezas museológicas.