noviembre 21, 2024


El Hotel Xcaret, en Riviera Maya, obtuvo antes de su apertura, en la categoría
cinco diamantes como la experiencia más autosostenible de México. El secreto:
el concepto de su emprendedor


José Rafael Sosa


MÉXICO. RIVIERA MAYA ¿Qué persigue un huésped (y su familia y/o
acompañantes) al seleccionar un hotel para vacacionar?


Fuera de toda duda es que se persigue romper la rutina ordinaria, marcada por
la repetitividad cotidiana, de evasión de las presiones laborales, psicológicas,
familiares, pero no solo eso: se busca, para la mayor parte de los casos,
disfrutar de una grata experiencia y, de ser posible, ¿inolvidable? Sin embargo,
obtener una grata experiencia, ¿Es suficiente?


La estadía en Hotel Xcaret supera esas expectativas, entre otros factores por la
elección del concepto de Fun All Inclusive.


Esa clasificación se debe a que cumple con los requisitos: instalaciones
lujosas, servicio super personalizado en sus 900 suites, en las que se prioriza
la atención al servicio y la comodidad en: gastronomía (diez restaurantes de
primera categoría y ocho bares, varios a cargo de chefs Estrellas Michelín),
parque completísimo en habitaciones, oferta de actividades, disfrute de
arquitectura, espectáculos, deportes.
Las lecciones a ofertar


¿Cuáles lecciones tiene que compartir con el turismo latinoamericano el hotel
Xcaret de Riviera Maya, que le lleva a recibir, uno punto tres millones de
turistas anuales?


El presente es reporte de vivencial y no es contenido patrocinado por nadie ni
por nada. Xcaret es solo uno de los miles de hoteles turísticos de México, pero
sus directrices de servicio, su ambiente, su comida, su arquitectura y en
especial el servicio al huésped, le han llevado a ser un referente que tiene
mucho que mostrar al turismo latinoamericano. Pero no comenzó como hotel.


Inició en 1990 como parque natural temático y que hoy tiene seis de esa
naturaleza: Xel-Há, Xplor, Xplor Fuego, Xavage, Xoximilco y Xenses, que
incluyen la tirolesa más alta y larga del mundo. Hemos estado dos veces en el
Hotel Xcaret, de Riviera Maya, con motivo de la cobertura de Premios Platino,
invitado por Egeda dominicana, hemos constatado la calidad de la experiencia
para con el huésped.


¿Cuáles lecciones aporta para ser asimiladas por el turismo dominicano a fin
de elevar aún más su calidad?


La historia


En 1984, el arquitecto mexicano Miguel Quintana Pali adquirió cinco hectáreas
en Riviera Maya para construir su residencia. Quintana Pali es un emprendedor
y uno de los pocos mexicanos que ha renunciado a la nacionalidad
norteamericana, en cuyo territorio nació de un matrimonio azteca.

Sin embargo, al empezar a limpiar el terreno, descubrió que tenía cenotes y
ríos subterráneos y decidió entonces crear un parque natural para que tuvieran
acceso a las bellezas naturales de la región.


Labor de un emprendedor


El fundador de Xcaret, el arquitecto Manuel Quintana Pali, concibió la idea de
crear un proyecto hotelero de ese nivel, cuando estuvo en el Parque
Polunesian Cultural Center, un museo vivo de las culturas indígenas de las
islas del Pacífico.


Xcaret fue fundado en 1990 como parque natural temático, teniendo solo 50
empleados, con una pequeña tienda de artesanías, un museo de maquetas de
regiones mayas, dos restaurantes un acuario de corales vivos, un aviario, un
orquideario y un anfiteatro para 1.200 personas. La entrada costaba 10 dólares.
Las experiencias sostenibles.


El turismo dominicano debería apropiarse de las prácticas de servicio del
Xcaret, que son:


Establecimiento de fuertes lazos con las comunidades vecinas, ofertando
trabajo o validando su producción artesanal, de productos o servicios, mediante
la compra para el uso de los huéspedes.


El hotel, en gran parte, fue construido usando materiales del suelo (piedras,
arenas y tierra).


No usa botellas de plástico. Todas las botellas contienen agua, son de vidrio y
solo tienen el logo del hotel en tinta blanca.


El Hotel construyó una planta purificadora de agua, que es operada por los
vecinos de una comunidad cercana.


El hotel ha sido construido, en las partes que ha sido posible, con el material
removido del suelo (piedras, arena y tierra);
Todas las habitaciones en el balcón cuentan con una hamaca tejida por
artesanos mexicanos del entorno.


Todos los días, una mucama toca su puerta para entregarle personalmente una
canastilla de mimbre (tejida a mano, conteniendo un dulce distinto cada día,
junto a una tarjeta que dice en su titular “Llévame a casa” y la receta y el origen
del dulce, que es elaborado por vecinos de comunidades cercanas). La
canastilla sola es un magnífico regalo por su elaboración artesanal a colores.
Los lápices en las habitaciones, son hechos a partir de papel de periódico
reciclado.


Los bolígrafos que se ponen junto a las libretas, son reciclados a partir de
procesar plásticos de desecho.


De la habitación, el huésped se puede llevar los jabones, las cremas, las
pantuflas (que son elaboradas a mano por vecinos comunitarios del hotel), los
libros sobre el tema del hotel (no volantes, no folletos) bolígrafos, lápices,
cremas.


Estas son solo una parte de las experiencias de turismo que puede aportar la
industria mexicana a la industria dominicana del turismo.
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