Con el triunfo robusto y contundente del presidente Luis Abinader en las elecciones presidenciales y congresuales del pasado 19 de mayo, tenemos como resultado un escenario donde el mandatario, tiene en sus manos la fortaleza legislativa para llevar a cabo las grandes reformas pendientes y las trasformaciones necesarias para un Estado moderno, la sociedad del siglo XXI.
El artículo 84 de la Constitución de la República infiere, en lo relativo al quorum de las sesiones, “En cada cámara es necesaria la presencia de más de la mitad de sus miembros para la validez de las deliberaciones. Las decisiones se adoptan por la mayoría absoluta de votos, salvo los asuntos declarados previamente de urgencia, los cuales, en su segunda discusión, se decidirán por las dos terceras partes de los presentes” Según los números finales de la Junta Central Electoral el presidente Abinader contará con 29 Senadores y 146 Diputados, la mayoría calificada, que es aquella donde se exigen porcentajes especiales de votación, como dos tercios o tres cuartas partes del número total de votos o votantes; es decir, por encima de la votación requerida para la mayoría absoluta.
Luis Abinader en su discurso de aceptación del triunfo, acompañado de la carismática primera dama Doña Raquel Arbaje, la eficiente vicepresidenta, Raquel Peña, del presidente del PRM y gran articulador como jefe de campaña, José Ignacio Paliza y la entusiasta, activa y laboriosa secretaria general Carolina Mejía, sentenció: “Estas elecciones también fijarán un punto de inflexión en nuestra institucionalidad.
Porque garantizaré al país promover una reforma constitucional, que espero, sea la última…” Con la motivación al más alto nivel, en un escenario cargado del éxtasis de la victoria, el presidente enfatizó, “No hay que perder ni un minuto: los convoco a todos desde mañana mismo, para seguir construyendo ese país que nos merecemos, esa República Dominicana que nos espera y que desea mostrarse al mundo entero: Alegre, hospitalaria, productiva, pujante, competitiva y sobre todo, democrática, honesta y próspera”. Reside aquí la fortaleza de lo que llamamos, la concretización del cambio, República Dominicana cambió para siempre.
En la coyuntura actual, al presidente Abinader le tocará la responsabilidad histórica de abordar, promover y liderar los siguientes puntos de la agenda nacional: la reforma constitucional, amplia, participativa, moderna y con los candados constitucionales necesarios en temas puntuales, por ejemplo, como el de la reelección. Además, esta permitirá la independencia del organismo del sistema de justicia responsable de la formulación e implementación de la política del Estado contra la criminalidad, pues el mismo presidente Abinader ha exclamado: “La democracia, la lucha contra la corrupción y la separación de poderes, no pueden depender de la buena voluntad de un presidente, la reforma a la Constitución tiene dentro de sus objetivos lo referente a consolidar la independencia del Ministerio Público”.
La reforma fiscal, un tema que deberá contar, más con los sectores productivos de la nación, que con la partidocracia, en este escenario jugarán un rol importante, el sector empresarial, los sindicatos de trabajadores, los gremios de profesionales, las organizaciones comunitarias, las iglesias, los comerciantes y entes de la clase política que no le tengan temor a los números electorales resultado de la reforma y que el pueblo vislumbre que ponen el interés de lo general ante lo particular, El Presidente ya ha advertido, que cuando exista una propuesta de un pacto de nación sobre la reforma fiscal, la va a presentar y se va a discutir. Infirió, que en una reforma fiscal no se puede ver un detalle, una parte, eso hay que verlo en términos de conjunto».
En el conglomerado de reformas necesarias para el país del siglo XXI, también tenemos la Ley 87-01 que instituye el Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS) que regula y desarrolla los derechos y deberes recíprocos del Estado y de los ciudadanos en lo concerniente al financiamiento para la protección de la población contra los riesgos de vejez, discapacidad, cesantía por edad avanzada, sobrevivencia, enfermedad, maternidad, infancia y riesgos laborales. Esta normativa merece una reforma urgente, que le permita adaptarse a los nuevos tiempos. Además, la reforma del código laboral, ley 16-92, que está muy avanzada por la gestión tripartita, gobierno, empleadores y trabajadores.
Varias leyes deben sentir el bisturí de las reformas para rebasar la agonía del “20 años no es nada”, del popular e icónico Gardel, entre ellas, la ley general de salud (48-01), la normativa para la conservación, protección, mejoramiento y restauración del medio ambiente y los recursos naturales (Ley 64-00) la ley general de educación (66-97), así como decenas de leyes que necesitan una actualización y otras una reorientación sobre su rol en una sociedad como la nuestra, que avanza a pasos firmes, gracias al liderazgo del Presidente Luis Abinader hoy somos la séptima economía más grande de América Latina, superando a naciones con mayor tamaño como Ecuador y Venezuela.
Finalmente, le pido humildemente, a mis conciudadanos que apoyemos las reformas integrales que necesita nuestra nación, los cantos de sirena de gente que cree que aún estamos en elecciones, no pueden tener espacio en estos tiempos, no es verdad que vienen tiempos difíciles, por el contrario, lo mejor está por venir, acompañemos al presidente Abinader en la profundización del cambio, él tiene ahora luz verde para realizar las reformas institucionales que necesita un país del siglo XXI.
Juan Alberto Michel G.
Abogado y Político.