Por: Agustin Cortès Robles.
Cuando el Señor Presidente de la República Luis Abinader Corona anunció la designación del Ingeniero Kelvin Cruz como nuevo Ministro Deportivo de su Gobierno, muy atinada por cierto, sorprendió a toda la Familia Deportiva del país.
La sorpresa cayó bien en la Crónica Deportiva, pero aún mejor en los miles de hombres y mujeres que por 10, 20, 30, y 40 años han llevado sobre sus hombros la responsabilidad de detectar, convencer y luego preparar los talentos del deporte nacional que la Sociedad Dominicana ve representando al país en las cíclicas competencias deportivas centroamericanas, panamericanas, y olímpicas. A ello se suman las correspondientes representaciones que cada disciplina organiza en sentido particular.
Esa extraordinaria y permanente misión la asumen los dirigentes y los entrenadores de los clubes, ligas, asociaciones, y uniones deportivas.
La gestión deportiva recién concluida y las dos anteriores (2012-2016/ 2016-2020, y 2020-2024.) tomaron la deliberada decisión de no congraciarse con ese ejército de de viejos y nuevos dirigentes Clubisticos que en los barrios, los municipios y las provincias implementan deporte y recreación en los más sensibles estratos sociales del país.
Lamentable error de esos tres ministros deportivos, porque con su clasista y penosa actitud gerencial, anquilosaron la fuerza física y mental de miles de trabajadores gratuitos de la vida deportiva nacional.
A ese territorio hostil en que los clubistas del pueblo, de la base, del barrio, hacen su trabajo diario no llegaron los Ministros anteriores. Espero usted como nuevo Ministro baje y escuche pacientemente las estructuras mas dinámicas y productivas del deporte dominicano.
Y es bueno Señor Ministro que usted tenga presente que a ese escenario de formación deportiva no llega ningún dirigente o entrenador de las federaciones deportivas nacionales. Estos organismos y quienes las dirigen se han acomodado durante más de treinta años a que los nuevos talentos deportivos lleguen a sus cómodas oficinas ejecutivas del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte.
Esa misma actitud han asumido los príncipes, y reyes que por más de cuarenta años se han sucedido en la dirección del flamante comité olímpico dominicano.
Ambos grupos de encumbrados funcionarios olímpicos del deporte nacional, no saben, ni quieren saber, qué tanto le ha costado a los sacrificados bolsillos y a las familias de los dirigentes y entrenadores de los clubes y ligas, FORMAR UN ATLETA DE ALTA COMPETICIÓN.
Lo que sí les alegra y acomoda es que un grupo de seres humanos continúe trabajando de manera gratuita por el desarrollo deportivo dominicano desde el año 1963.
Le dije hace un par de meses al inmortal del deporte dominicano (muy merecido por cierto) Rafael Duquela Morales (Fey), que la revolución deportiva de estos tiempos debe darse, debe venir desde arriba (Ministerio de Deportes, Comité Olímpico Dominicano, y Federaciones) hacia abajo (Clubes, Ligas, Asociaciones y Uniones Deportivas), y no de abajo hacia arriba como me ha planteado en múltiples ocasiones.
Esa discusión, más bien un análisis entre amigos deportistas, se ha convertido en un dinámico laboratorio de experimentación que en reiteradas oportunidades, sobre todo, los sábado de cada semana, en horas de la tarde, y bajo el concepto de TERTULIA CLUBISTICA, DEPORTIVA Y CULTURAL, desarrolla la Sociedad Deportiva Dominicana en una plaza comercial de la ciudad capital, retomamos el tema.
Le expongo a Fey en ocasiones y a algunos de los presentes en nuestra tertulia, que la revolución deportiva de abajo hacia arriba ya se hizo. Partió desde el año 1963 cuando el movimiento clubistico inició pasos agigantados para llevar educación, cultura, deporte y recreación a cada barrio del país. Ese primer impulso gratuito de los clubes y ligas debió concluir veinte y tres años después, o sea, en 1986, cuando fueron celebrados los Juegos Deportivos, Centroamericanos y del Caribe, llevados a cabo en la Ciudad de Santiago de Los Caballeros. Por el egocentrismo de unos cuantos dirigentes deportivos denominados olímpicos, no se dio la debida transición hacia el necesario desarrollo deportivo nacional.
Lamentablemente el movimiento clubistico colapsa en estos momentos porque sus principales cuadros tienen que trabajar en otras áreas para garantizar el sustento de sus respectivas familias. Ninguna autoridad estatal u olímpica se ha preocupado en habilitar un proceso de reconocimiento económico a su labor de tantos años.
En ese sentido deseo dejar en la conciencia del nuevo ministro deportivo Kelvin Cruz, mi única sugerencia a su gestión: Preste Atención Permanente y Eficaz al cuerpo más dinámico y necesario del deporte dominicano: Los Clubes y Las Ligas. No se deje llevar de los cantos de sirena que algunos apologistas del llamado deporte olímpico le quieran hacer creer. La realidad del deporte dominicano descansa en el trabajo de Los Clubes y Las Ligas. No caiga en el gancho de priorizar en el presupuesto del ministerio bajo su responsabilidad al comité olímpico y sus federaciones, por encima de los recursos que deben recibir los que hacen los atletas del país.
Su esfuerzo mayor, distinguido Señor Ministro en una primera, segunda y tercera etapa de su gestión, debe ser rescatar del frío y profundo ostracismo deportivo, a miles y miles de trabajadores gratuitos del deporte nacional.
La encomienda que el Presidente de la República le ha dado al designarlo en ese cargo llega en un buen momento, pues el movimiento deportivo nacional requiere una transformación total, donde los sacrificados de siempre lleven la voz cantante y no los oportunistas y trepadores.-