
Por Luis Moreno Cárdenes
Este 29 de agosto, el Colegio Dominicano de Periodistas se aboca a unas elecciones precarias de entusiasmo, en medio de un descrédito por la forma oportunista en que ha sido conducido el gremio por un grupo que se ha enquistado en su dirección en perjuicio de la institucionalidad y sus miembros.
El CDP hoy es una entelequia, sin ningún respeto y prestigio en los diferentes sectores de la sociedad dominicana, además; evidencia una falta de interés de parte de la mayoría de los jóvenes egresados de las escuelas de comunicación social de las universidades y de gran parte de la vieja generación de periodistas que con su ejemplo de honestidad, ejercicio ético y lucha por la verdad y la libertad mantuvieron a un pueblo orientado e informado, poniendo en peligro su propia vida.
El legado de esa vieja generación ha sido lanzado por séudos gremialistas a la basura, poniendo en primer lugar, su afán desmedido de beneficio personal tomando las siglas del CDP para su provecho.
El entierro del CDP marcha con pasos firmes a pesar de las advertencias fórmulas por decenas de periodistas que han mostrado su preocupación, pero que en este momento no quieren vincularse al desastre llevado a la institución por ese grupo enquistado en la dirección.
En el CDP se ha perdido la solidaridad, importante núcleo de periodistas en edad avanzada, quienes en el pasado se expusieron por el derecho a la información y la libertad del pueblo dominicano, hoy padecen de enfermedades crónicas, sin medicamentos ni recursos para adquirirlos, abandonados a su suerte.
En medio de esta amarga realidad un puñado de periodistas se presentan divididos a este proceso electoral para continuar el festival oportunista, sin que pueda mediar el interés de fortalecer al CDP, con un programa real de gestión y de disposición clara para lograr modificación de la ley 10-91 que crea esa institución.
Lo correcto y justo hubiera sido presentar un grupo de hombres y mujeres con condiciones y disposición para sacar al CDP de la crisis que le afecta desde hace tiempo, con probada vocación. Ahora el interés individualista prima más que el de grupo. Ante esta situación que siga el entierro