Por Cándido Mercedes
“El mundo se queja de que el rosal tenga espinas en vez de alegrarse porque tiene rosas”. (Theodor Kallifatides).
Dedicamos este articulo a Francisco Álvarez Valdez, un militante de Participación Ciudadana, referente y activo.
La sociedad civil es tan antigua como tan pronto el ser humano se dio cuenta que su naturaleza es social, que no puede vivir aislado, que lo de ermitaño no es dable. Su encuentro e interactuación con los demás es lo que le permite hacer historia. Somos la única fuente de la naturaleza animal que, a través del lenguaje, de las articulaciones, se conexiona con sus congéneres, crea y recrea su pasado, su presente y su futuro.
La sociedad civil es la expresión de ese corpus de solidaridad de que nos necesitamos como humanos, trascendiendo lo individual para construir el puente de aventura de necesidades, de deseos y oportunidades, comprendiendo y validando que lo hacemos más rápido y mejor cuando actuamos juntos, y que solo no es posible de alcanzarlo, es más costoso en todo plano: tiempo, dinero y beneficios. Los costos individuales sobrecargan los beneficios. La sociedad civil es como nos señalaba alguien “es el pueblo organizado”. Allí, donde nace una necesidad, un vacío y que la sociedad política, lo público, no lo asume.
¿Qué es la sociedad civil? La sociedad civil para Sergio de Piero “Constituye esferas de las relaciones entre individuos, entre grupos y clases sociales que se desarrollan fuera de las relaciones de poder que caracteriza a las instituciones estatales”. El sociólogo Wilfredo Lozano nos señala que la “sociedad civil es el campo de articulación de intereses ciudadanos que al tomar posición sobre problemas centrales de la vida pública establecen una relación particular con el Estado que afectan las acciones propiamente política”. Cohen y Arato nos expresan que la misma es “La esfera de interacción social entre la economía y el Estado, compuesta ante todo de la esfera íntima, la esfera de las asociaciones, los movimientos sociales y las formas de comunicación pública”.
Lo que ocurre es que hay dos tipos de organización de la sociedad civil: de protección y de promoción. Participación Ciudadana, que cumplió 30 años de fundada el 31 de octubre, ha asumido un rol estelar en la vida política-social-institucional, cuya misión, visión y valores están en sus estatutos. ¿Qué dicen? Misión: “Somos un movimiento cívico no partidista, de concertación y presión para la construcción de una sociedad democrática, transparente y libre de corrupción e impunidad”. La Visión se caracteriza por “Ser una organización reconocida por su contribución significativa a la institucionalidad democrática, a la justicia social, la transparencia y la reducción de la impunidad”. Misión y visión cimentadas en los valores de: solidaridad, integridad, coherencia, honestidad, responsabilidad social, respeto a la dignidad de la persona y discreción.
A lo largo de esos 30 años de trabajos voluntarios (gratis) hemos trillado un loable camino que ha generado improntas inconmensurables en el plano político-electoral, en el plano de lucha contra la corrupción, en favor de mayor institucionalidad. Podemos decir que nuestra ruta marcó una verdadera marca organizacional, con diferenciación y muy distintiva en la sociedad dominicana. Pero, ¿por qué los miembros de Participación Ciudadana, de carne y hueso, dominicanos y dominicanas, hemos sido tan coherentes, consistentes a lo largo de tres décadas a diferencia de los partidos políticos?
Porque en nosotros confluye de manera inexorable, conformando una esencia indisoluble entre lo público y lo privado. No ondeamos la bandera de una ética personal, una ética profesional y una ética política. Hay en Participación Ciudadana la combinación de cabeza, tronco y extremidades. Se valida la integridad, la honestidad, la transparencia y la rendición de cuentas. No aspiramos más que a servir de manera voluntaria, en los valores reales de la democracia. No hay yuxtaposición, no nos sentimos cómodos con los dilemas éticos y el relativismo, caracterizado hoy en la banalidad y el espectáculo, como epicentro de la sociedad líquida.
El concepto sociedad civil parecería polisémico, vale decir, con muchas interpretaciones. Empero, no es así. Es solo que es amplio, es todo lo que no es la sociedad política, esto es, el Estado, lo público. El Estado es la sociedad políticamente organizada que crea instituciones para regular y controlar la esfera pública y todo aquello que afecta al individuo en sociedad. La sociedad civil va desde el CONEP y con este todas las organizaciones empresariales, los medios de comunicación, las iglesias, las universidades, las cooperativas, zonas francas, Centro de Rehabilitación, etc.
Desde aquel 1993 cuando decenas y decenas de hombres y mujeres se dieron cita para fundar a PC, que no respondía ni responde a ningún interés corporativo (empresarial, político), hemos recibido elogios y espinas. A veces incomprensiones, otras veces perversidades y, las más de las veces: ignorancia. De cada 100 dominicanas, 90 no saben lo que es la sociedad civil. ¿Por qué la ceguera contra Participación Ciudadana y el amor y desamor, al mismo tiempo, de los partidos? Porque PC es una organización que lucha en el plano público por más y mejor democracia, por mayor justicia social, por menos asimetría social, por más institucionalidad, por más rendición de cuentas y por cero impunidad. Por eso una parte de la elite política nos ve con temor, ojeriza; no porque vayan a “quitarle” su espacio, que no es posible, dado que ellos luchan por acceder al poder y nosotros porque lo hagan bien y de manera decente.
Participación Ciudadana es una organización referencial y representa el Capítulo Dominicano de Transparencia de la importante organización mundial Transparencia Internacional. Somos un movimiento cívico, apartidista, de personas que auguran y anhelan un mejor país, que deseamos mayores niveles de institucionalidad y que los funcionarios públicos entiendan que a los puestos públicos no se accede para ROBAR, para conformar una casta, merced a la delincuencia política, sino, para servir a su pueblo.
Aquí se confunde Estado y Gobierno. Tenemos un atraso tan arrítmico en el plano político institucional que cuando un miembro de PC asume un puesto público, pretenden crear espinas contra la misma. Pero, resulta que los miembros de PC son dominicanos y dominicanas y no necesariamente los escogen por ser parte de esa organización, sino por sus competencias, habilidades blandas y espíritu ético. Participación Ciudadana representa una escuela de la democracia y un hito en el escalón de la dimensión ética. Nuestro primer Coordinador General, Antonio Isa Conde, quien antes de existir la organización en el 1982-1986 fue Viceministro de Industria y Comercio; luego sería el Director General de la Capitalización en el Primer gobierno de Leonel Fernández. En los gobiernos de Danilo Medina ocupó el puesto de Asesor y Ministro de Energía y Minas. Isidoro Santana fue Asesor y Ministro de Economía en los dos gobiernos de Danilo Medina, miembro activo de PC, honesto, honrado, íntegro y excelente economista. Hoy están Rafael Toribio en el CERES, quien fue 5 veces Rector del INTEC, Carlos Pimentel, quien fue Director Ejecutivo de PC, y Juan Bolívar Díaz Santana, 55 años como periodista brillante, está como Embajador en España.
En PC se recoge la unidad plural de la personalidad organizacional, un esfuerzo conjunto de sinergia, trabajo en equipo, optimismo, adaptabilidad. Somos personas con sus imperfecciones que, en la fragua de la colectividad, nos sumergimos para que reflote lo mejor. Porque como dice Edgar Morín en su libro Lecciones de un Siglo de vida “Nadie es el mismo en la ternura, en que florece una personalidad amante, y en la cólera, cuando aparece una personalidad violenta”.
El animal social se recrea en PC, se poda la exacerbación del individualismo y se reditúa una resocialización, en que nos configuramos como una familia extensa, porque hoy sabemos que cuando se hacen trabajos voluntarios, cuando se labora en bien de una comunidad, de una sociedad, sin pedir nada a cambio, el éxtasis de sublimación espiritual es indescriptible, sin parangón. Amar y querer a los hijos y nietos es propio de la naturaleza animal. Empero, cuando se lucha por la construcción de un mundo y un país más justo, la felicidad campea y el dolor de la inequidad amengua.
30 años de lucha, de obstáculos, de incomprensiones, nos mantienen en el horizonte. Muchos actores se han ido físicamente, otros dieron parte de su tiempo, nuevos actores se involucran, donde todos han sido imprescindibles en cada salto de su historia. Hoy, nuevos desafíos nos llaman a trabajar con más imaginación, con la vista puesta en el futuro, en medio de un mundo erosionado por una poli crisis y la incertidumbre, donde la democracia, en la lucha entre lo viejo y lo nuevo se erige en el populismo, la posverdad y la polarización o una democracia más participaba e inclusiva.
Participación Ciudadana es como una gran organización que deja la huella familiar, que como decía Federico Reyes en el libro La Sociedad civil versus la corrupción “Desde el hogar familiar me di cuenta de que la rectitud era el verdadero referente de las personas. Se decía de alguien que era muy inteligente o un político muy hábil, pero, si era de moral laxa, eso te descalificaba”.