Manuel Díaz Aponte
La elección por segunda ocasión del magnate y controversial empresario Donald Trump de 78 años, como presidente de Estados Unidos para el periodo (2025-2029), dejó un mensaje claro: los estadounidenses no desean que esa nación vuelva a otra guerra.
Y los factores que incidieron en los resultados electorales del 5 de noviembre fueron esencialmente los siguientes: la economía, firmeza y cohesión de los seguidores de Trump, migración y la problemática fronteriza, las guerras en Ucrania y Gaza, así como la tardanza del cambio en la candidatura demócrata. |
Aunque esta vez, el gobierno de Estados Unidos no envió tropas a esos escenarios conflictivos, pero sí ha estado financiando económicamente
Quedó claro, que los estadounidenses rechazaron en las urnas las confrontaciones armadas y no comparten que Estados Unidos siga su tradicional involucramiento en las guerras alrededor del mundo.
Por lo contrario, quieren que el gobierno trabaje en el fortalecimiento económico y creación de empleos para retomar las sendas del crecimiento sostenido y desarrollo de esa gran potencia.
Están conscientes de los estragos dejados por sucesivos conflictos mundiales en los que han intervenido tropas norteamericanas con secuelas de muertes, destrucción e impacto en la economía.
A la ciudadanía le interesa soluciones económicas con la reducción del costo de la vida y activación productiva. riquezas.
Trump en discursos de campaña dijo que su país retirará su brazo protector en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), por los altos costos económicos que ella representa.
También prometió acabar con las guerras en Ucrania y en Israel y Palestina, en el Medio Oriente.
Esta alianza militar surgió tras la segunda guerra mundial (1939-1945), suscrita por Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Canadá e Italia. Fue la contrapartida al Pacto de Varsovia que promovieron los países de Europa del Este a la cabeza de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Pánico en Europa
La eventual salida de EE. UU. de la OTAN será un duro golpe para los países de la UE, cuyas economías atraviesan por serias dificultades actualmente.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, buscan convencer al próximo gobernante estadounidense para que siga respaldando a esa estructura militar alegando que la alianza estratégica entre Rusia y Corea del Norte es “una amenaza para occidente”.
La visión del presidente electo Donald Trump es transformar a Estados Unidos para que vuelva a convertirse en una nación económicamente poderosa, y sus primeras palabras tras alcanzar el triunfo electoral en un acto en la Florida, fueron precisas: “Esta será la edad de oro de Estados Unidos».
El presidente francés Enmanuel Macron busca revitalizar el liderazgo europeo en el escenario mundial catalogado como “tímido” por analistas del acontecer mundial. Es necesario una Europa unida y auténtica en sus decisiones de políticas exterior dejando de un lado su tradicional dependencia de Washington.
Europa está compelida, además, a lograr algún tipo de acercamiento con su vecina Rusia, pese a su histórico distanciamiento.
Sin el apoyo de la comunidad latina en Estados Unidos el candidato electo Donald Trump no habría alcanzado un triunfo tan contundente, equivalente a 295 votos electorales contra 226 de la demócrata Kamala Harris.
Voto latino
Nadie duda de incidencia de la comunidad latina que con trabajo y esfuerzo contribuyen a generar riquezas en la principal potencia mundial, y ya es tiempo de dejar atrás la infeliz expresión de que somos el “patio trasero de Estados
Tradicionalmente, los votantes de origen latinos se identificaban con los demócratas, pero en cambio, ahora es muy distinto.
Trump obtuvo el apoyo del 45% de los votantes latinos a nivel nacional en comparación con el 53% de Harris, según un sondeo a boca de urna de NBC News.
Es mucho más que el 32% logrado en 2020 frente al 65% de su rival demócrata Joe Biden.
¿Por qué los demócratas han perdido el voto latino que siempre estuvo con ellos?
Muchas inquietudes surgen tras los resultados electorales en Estados Unidos con relación al tipo de políticas económicas y migratorias a implementar por las nuevas autoridades que asumirán el poder el 20 de enero del 2025.
Está claro que Trump endurecerá su política migratoria contra los inmigrantes ilegales que viven en territorio estadounidense, tal como lo advirtió reiteradas veces durante su campaña electoral.
México y Venezuela son dos países que estarán en la agenda del presidente electo, y hay expectativas con relación a las prioridades que tendrá sobre ambos territorios en lo adelante.
El presidente venezolano expuso públicamente que aspira a que se restablezcan nuevamente las relaciones diplomáticas y comerciales en el nuevo mandato de Trump.
La mayor inquietud pende sobre el gobierno mexicano tras la amenaza de Trump durante la campaña electoral de imponer aranceles de hasta el 75% a todos los productos mexicanos si las autoridades de esa nación no frenan la inmigración ilegal fronteriza hacia Estados Unidos.
Ya todos los mandatarios latinoamericanos han felicitado a Trump por su triunfo ante la vicepresidenta y candidata del Partido Demócrata, Kamala Harris.
La mayor esperanza es que resurja una nueva visión entre las próximas autoridades norteamericanas en su política exterior hacia América Latina, que permita introducir acciones tendentes a incrementar el intercambio comercial dejando de lado el tradicional proteccionismo de bienes y servicios.
La realidad es que si la potencia del Norte visualiza una Latinoamérica en su agenda de prioridades podría aplicarse un modelo desarrollista para nuestros países más promisorio, que incentive la inversión y productividad.
Ello contribuiría, obviamente, a reducir la emigración masiva hacia territorio estadounidense de ciudadanos latinos que carecen de una mejor calidad de vida en sus países de origen.
Trump y China
En el mapa de la geopolítica mundial las relaciones de respeto mutuo entre China y Estados Unidos son fundamentales, y es de esperarse que el nuevo mandato de Donald Trump pueda alcanzarlo dejando atrás las confrontaciones económicas con la potencia asiática que caracterizaron su primer gobierno (2017-2021).