
Por Juan Santana
Solo quienes se dedican con esmero y elevado sentido de responsabilidad a cumplir con sus compromisos, son los/as que logran sus objetivos en la lucha política o en cualquier esfera de la vida.
Nunca será suficiente con definir políticas y planes correctos; es impresindible asumirlos cotidianamente con entusiasmo y dedicación.
La revolución de liberación nacional y social solo la podemos coronarla victoriosa haciendo elevados sacrificios.
Asumir esta causa como un proyecto al que solo le dedicamos los tiempos libres, el menor esfuerzo y conformándonos con estar presente en reuniones y otros eventos, no garantiza que podamos alcanzar nuestros grandes objetivos emancipadores.
Todos los hombres y mujeres de nuestro Partido debemos hacer profundas reflexiones, autocríticas y rectificaciones, para superar las limitaciones que caracterizan nuestra práctica revolucionaria.
Es urgente entender que nos corresponde la responsabilidad histórica de construir un poderoso Partido con parte importante de los mejores hombres y mujeres del país, unirnos a las demás fuerzas del campo liberador y forjar estrechos vínculos con las luchas y sueños de nuestro pueblo, como condición obligada para alcanzar el poder político de la nación y edificar una sociedad democrática, próspera y una nación plenamente soberana e independiente, en la que el pueblo sea feliz, vivamos en armonía con la naturaleza y en paz y recíproca solidaridad con los demás pueblos y naciones del mundo.